sábado, abril 15, 2006


MASONERIA / La Gran Logia elige gran maestro a José Carretero, el miembro más antiguo de la institución tras la muerte de Franco

El primer masón de España
RD
Domingo, 2 de abril 2006

Cuenta Juan G. Bedoya en El Pais que Madrid fue ayer una aglomeración de masones, llegados de toda España para la instalación de un empresario catalán retirado, José Carretero, como nuevo gran maestro de la Gran Logia de España. El rito iba a celebrarse en el templo en Madrid de la Gran Logia, en la calle de Juan Ramón Jiménez, con capacidad para 100 personas.
Demasiado pequeño para acoger a los más de cuatrocientos maestros instalados -grado máximo en esta orden iniciática- que se presentaron en la capital de España sin anunciarse. La organización, previsora, encontró pronto una alternativa, medio apalabrada de antemano: el salón Roma del hotel Eurobuilding, al lado del templo masón. Entre los reunidos, el gran maestro saliente, el socialista Josep Corominas, psiquiatra, también de Barcelona.
"No somos una sociedad secreta, pero sí somos una sociedad discreta", explica el nuevo máximo dirigente de la masonería española. José Carretero tiene 64 años y es masón desde los 30, cuando aún vivía el dictador Franco y pertenecer a una logia era jugarse la vida o la libertad. El famoso contubernio judeo-masónico-comunista.
Sin que los historiadores hayan encontrado una causa razonable, lo cierto es que el general Franco fue un perseguidor implacable, criminal, de esta orden iniciática universal. He aquí un dato extravagante, si no fuera trágico: Pese a no haber en tiempos de la II República, entre 1931 y 1936, más de 5.000 asociados a la masonería, a lo sumo 6.000, la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo, de marzo de 1940, dio paso a casi 18.000 procesos y expedientes, culminados muchos de ellos en el pelotón de fusilamiento, en años de cárcel o en un larguísimo exilio exterior o interior.
¿Cómo se decidió Carretero a entrar en la masonería en plena dictadura, con Franco vivo y una clandestinidad que hacía prácticamente imposible encontrar un masón dispuesto a reconocer que lo era? La respuesta tiene que ver, como casi siempre, "con los ideales, con la Ideología, en mayúscula". Dice el nuevo gran maestro: "Tenía amigos que eran masones y me parecía que sus ideas eran importantes. Yo era un idealista, claro. Había habido en la masonería personas importantes a las que yo admiraba, así que me decidí y me fui a Italia en 1974".
¿Por qué en Italia? "Me dijeron que si iba a Francia, donde era más fácil, más cerca, Franco se iba a enterar y me la jugaba, con la policía en mi casa inmediatamente. Así que me fui a Italia por seguridad. Viajé a Milán y allí se celebró mi iniciación. A efectos de la persecución de la dictadura, yo era un señor que vivía en Milán y que se llamaba Pepe, o Yusepe". Todo ello "sin antecedentes familiares en la masonería, por el ideal de pertenecer a una asociación ilegal en España, pero famosa y respetada en todo el mundo".
Carretero, empresario de la construcción y la obra civil, también del mundo de la informática, ya retirado, es un pionero familiar, como tantos jóvenes salidos del apagón cultural, político o ideológico del franquismo. Muchos miles pasaron de hijos de la burguesía e, incluso, de la aristocracia, a dirigentes o militantes de partidos o sindicatos revolucionarios, socialistas o comunistas.
¡Masones! Eran todos los partidos y sindicatos legales, e incluso se habían celebrado ya las primeras elecciones de la predemocracia, el 15 de junio de 1977, prólogo de la Constitución del 6 de diciembre de 1978, y el Gobierno de entonces aún seguía oponiéndose a la legalización de la masonería. Tuvo que intervenir la Audiencia Nacional, que en sentencia de mayo de 1979 desautorizó los recelos franquistas del Ministerio del Interior, obligándole a aceptar la Gran Logia en el registro de asociaciones.
Los objetivos de la asociación siguen siendo los clásicos, que tanto miedo han dado a los dictadores: "Pretendemos acoger a hombres buenos que quieren ser mejores. Aquí no caben personas malas para hacerlas buenas. Ésa no es nuestra filosofía. Aquí entran hombres buenos que en la masonería se convierten en mejores, o lo pretenden. Queremos transformar la sociedad: que sea más justa, que haya mejores relaciones entre personas".
Está, además, la libertad. Esa palabra tan peligrosa explica la saña con que los persiguió Franco, opina Carretero. "Pretender explicar por qué Franco o cualquier persona hace algo así es una presunción vana. Pero hay un dato universal. La masonería ha estado perseguida en todos los regímenes totalitarios. Nosotros somos hombres libres, hombres que hablamos de libertad. A Franco, como a tantos otros dictadores, eso le tenía que molestar, y el no poder controlarnos".
Se ha dicho que dos tercios de los diputados en las Cortes republicanas eran masones. Carretero sonríe. "Un tercio sí serían, pero tantos como dicen, no creo". ¿Cuántos hay ahora? "No sé. Pocos".
Entre los proyectos del nuevo gran maestro está uno poco común en el medio político, pero que él subraya como principal, santo y seña de la asociación que le toca dirigir. "Lo prioritario que debe hacer la masonería es ser consecuente consigo misma. Cumplir los compromisos que se toman. Vivirlos. No basta con decir: 'Oye, seremos muy buenos', e ir a casa y olvidarlo, y hacer lo contrario de lo que se compromete uno a hacer. Para ser masón hay que cumplir".

250 logias y mucho joven
Pese a tener sólo 64 años, José Carretero es el más antiguo miembro de la masonería española: "El número 12, con los once anteriores ya muertos", supone. Es la consecuencia -la historia- de un país sumido durante 40 años en el totalitarismo, donde sólo por ser masonas fueron represaliadas 18.000 personas (el triple de las que realmente lo eran). Así que la lenta restauración de las logias, desde su legalización en 1979 -ya suman 250 logias y 2.500 asociados-, tiene una característica que las distingue de sus hermanas europeas: la media de edad de los masones españoles no supera los 42 años, muy por debajo del resto de las organizaciones sociales.
Hay logias en todas las regiones, sobre todo en Cataluña, Comunidad Valenciana y en el Sur. Muchos son extranjeros, el 30%. Se trata de ingleses o alemanes que viven su jubilación en España, fijos o por temporadas, por el clima o porque "antiguamente todo era aquí más barato", dice Carretero. Antes que este empresario catalán han dirigido la Gran Logia Luis Salat i Gusils y Josep Coromina i Busqueta, también catalanes, y el gallego Tomás Sarobe Piñeiro.
Sobre la catarata de libros que se publican ahora sobre la masonería, el gran maestro dice: "Despertamos gran curiosidad, pero la mayoría están escritos por gente desinformada, que busca ganar dinero con un tema que interesa mucho a la sociedad". El jesuita José Antonio Ferrer Benimelli es, según Carretero, el gran historiador, el más objetivo y erudito.


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viernes, abril 07, 2006

Tribunal supremo británico falló a favor de la Masonería

Agencias
El Tribunal Supremo de Gran Bretaña sentenció a favor de la logia masónica por su rol en la vida pública, y negó que los mecanismos secretos de ese grupo sean una influencia negativa para la sociedad.
Según informó hoy el periódico inglés The Times, el juez Timothy Newman determinó en una sentencia histórica que la Masonería no provoca colisión de poderes en la toma de decisiones. Para el magistrado británico, aquellas personas masónicas con cargos públicos no deben dejar de tomar decisiones cuando tratan casos con otros masones.
"La masonería no es una religión y aunque sus miembros se llaman entre ellos 'hermanos masones', están sujetos a las leyes y principios británicos", declaró Newman en su veredicto.
El caso judicial comenzó cuando la Alcaldía del norte de Dorset, en Inglaterra, acusó a la Sociedad Agricultural de Gillingham y Shaftesbury, por una disputa de tierras, afirmando que la segunda organización fue responsable de colisión de poderes por que dos de sus miembros masónicos actuaron bajo acuerdo secreto.

Página web de la R:. L:. S:. Hermes Nº 13: http://personal.telefonica.terra.es/web/logiahermes13


The Times
April 06, 2006
Judge backs Freemasons' role
By Frances Gibb
THE role of Masons in public life won the backing of a High Court judge, who yesterday dismissed claims that the order’s secretive ways made Freemasonry an unhealthy influence on officialdom.
Mr Justice Newman accepted that there was still a perception that Freemasonry could give rise to apparent bias in decisionmaking. But he concluded that Masons holding public positions did not need to remove themselves from decisions involving other Masons.
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The judge said that “Freemasonry is not a religion” and that although members of the order agreed to give “succour” to “brother Masons”, they were subject to the “uncompromising and clear” principle that they must pay “due obedience” to the laws of the land.
Mr Justice Newman upheld North Dorset District Council’s decision to give planning consent to an application for a change of use of farming land to a showground in Motcombe in Dorset by the Gillingham and Shaftesbury Agricultural Society. He dismissed arguments that there was an “appearance of bias” because two of the members who voted in favour of the scheme were members of Masonic lodges.

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